Y es que el genio italiano vivió sus últimos años en Francia, ya que aceptó la invitación del rey Francisco I y se trasladó a vivir al Castillo de Clos Lucé (o Castillo del Cloux). Allí vivió feliz sus tres últimos años, pintando y trabajando, y fue tratado por el rey con todos los honores. El rey le pagaba una renta, le financiaba sus trabajos, y solo pedía a cambio el placer de escucharle conversar.
En el castillo también se pueden visitar aposentos y salas que habitaron otros personajes (también pasó por aquí Ana de Bretaña que da nombre a un oratorio que se creó para ella), pero sin duda lo más interesante es ver dónde y cómo vivió Leonardo, y aún más cómo trabajaba.
Se pueden ver sus talleres de pintor, escultor, dibujante, su biblioteca y su gabinete científico.
En el sótano hay cuatro salas dedicadas a la colección de inventos de Leonardo, y se pueden ver 40 máquinas diseñadas por él (son maquetas basadas en los dibujos originales de Leonardo, construidas con materiales de la época).
Además, el castillo tiene un parque maravilloso, en el que te encuentras en cada rincón otras 20 maquetas gigantes de sus inventos. Estas maquetas del jardín son móviles y manipulables, con lo que el paseo por el Parque Leonardo da Vinci (así se llama) resulta un paseo muy agradable y además divertidísimo para los niños.
Este castillo está en la ciudad de Amboise, que es una ciudad medieval, con su propio castillo, y que también es muy interesante para pasear por sus calles. No os la perdáis si vais a visitar el castillo de Leonardo.
Y hasta aquí nuestro viaje con el Loira con niños. Un viaje inolvidable. Y aún se nos quedaron algunos castillos en el tintero. ¿Volveremos? Qui lo ça...
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