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martes, 22 de enero de 2013

El peor día del año

Fue ayer. O eso dicen.
Según las estadísticas, el tercer lunes de enero es el peor día del año porque: es lunes, hace frío, se están pasando los efectos de la navidad, ya nos hemos gastado todo el dinero del mes y llegan los pagos de la visa de navidad, ya nos damos cuenta de que los propósitos del nuevo año no se van a cumplir, y queda un montón hasta las vacaciones.
Yo sí que lo sentí así. Por la mañana era un alma en pena, a mediodía y al empezar la tarde peor aún.
Menos mal que empezaron las alegrías.


Llegué a casa y me encontré en el buzón el nuevo disco de uno de mis artistas favoritos: Julio de la Rosa. Se llama "Pequeños Trastornos sin importancia" y desde ayer ya lo he oído 5 o 6 veces, jejeje.





Pero ayer cuando lo encontré necesitaba encontrar un momento de tranquilidad para poder disfrutar la primera escucha.
Y llegó. Mi vasco se llevó a las niñas mayores a la piscina, y Álex y yo tranquilitas en el sofá nos dispusimos a escucharlo.
Tan a gusto. Bueno, ella más, porque se quedó tal que así...


Jejeje, qué gozada. Total, que como yo había previsto, la única posibilidad para mejorar mi estado de ánimo (descartados los dulces por la dieta y las compras por la economía de guerra familiar...) era la música. Y así fue. No es que el disco de Julio de la Rosa sea la alegría de la huerta, pero es tan bueno, que también anima.

Así que cuando llegaron mis niñas de la piscina, ya estaba yo lo bastante arriba como para poder disfrutar de la maravilla de familia que tengo.


Si es que no sé de qué me quejo. Y además, si ayer fue el peor día del año ¡ya sólo podemos mejorar!

Nota: Marta no se deja fotografiar, qué se le va a hacer, pero también estaba, con sus besos "calentitos", alegrándome la tarde... Que conste en acta.




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